Ciudad de México. Frente a mí, en la explanada de la entrada del Autódromo Hermanos Rodriguez, una irregular hilera de personas se extendía hasta lo que parecía ser el infinito. La hilera crecía y se desordenaba, avanzaba poco y sin nadie que sirviera de guía el caos comenzaba a aparecer.
Poco a poco el fresco de la mañana fue reemplazado por un fuerte calor gracias al baño directo de rayos solares. Al llegar a la pista del autódromo, los metalheads caminaban apresurados y algunos corrían ya sin hacer ningún tipo de fila, rápido y con cara de hartazgo hacia el primero de varios puntos de revisión. Y después, más filas, nada de esto parecía terminar.
El tiempo no pasó rápido sin embargo la emoción y la expectativa por el festival hizo toda esta espera soportable. Finalmente, después de recibir la pulsera se encontraba el último y más importante punto de revisión, detrás del cual comenzaría la diversión.
El área era extensa y a pesar de varios policías que aparecían esporádicamente se podía percibir la libertad de ir a donde quisieras y hacer lo que quisieras, echarte al piso bajo la sombra de un árbol, ver a una banda sentado en el pasto, clavarte a primera fila, ir de escenario a escenario o gastar todo tu dinero en cervezas o tragos sin que nadie te dijera absolutamente nada, la decisión era tuya.
Los escenarios eran estupendos, después del último punto de revisión, el primer escenario que aparecía a la vista era el True Metal Stage, el tercer escenario más importante se levanta a lo alto después de un terreno irregular de pasto y tierra, al final del cual se encontraban varios foodtrucks. Volviendo a la pista y un poco mas adelante, al lado derecho y después de la zona medieval, la villa vikinga y unos árboles estaba el Alternative Stage, había que atravesar el food court y dar la vuelta para encontrar el New Blood Stage, el escenario más pequeño de todos.
Hasta el fondo y después de unos pasillos de revisión se levantaban los dos escenarios principales, el Hell y el Heaven Stage, escenarios a los que solo se podía acceder con pulsera de “Preferente” y “VIP”, los mejores y más grandes escenarios del festival.
En todos estos escenarios el ritual se repitió una y otra vez a lo largo del día, gente caminando hacia todas las direcciones posibles, la emoción creciente ante el inicio de cada banda y después, el estruendo y la salida de cada banda al escenario, el público gritando, sonriendo, bailando y saltando. FEAR FACTORY, BULLDOZER, VOIVOID, DRAGONFORCE, AMON AMARTH, SUFFOCATION, GHOST, ENSIFERUM, ORIGIN, TWISTED SISTER y RAMMSTEIN, cada uno en un tiempo diferente pero que ahora parecen ocurrir todos al mismo tiempo en mi cabeza, pirotecnia, riffts, solos de guitarra, cerveza y vasos volando, baile, saltos, celebración y fuego, un collage de imágenes en mi cabeza de un día fugaz pero hermoso.
El sol siguió cayendo a plomo, la garganta se secaba rápido pero no había que esperar tanto para encontrar un vendedor de cerveza cerca de ti, los vasos conmemorativos se veían ir de un lado a otro llenos de la única marca de cerveza que se vendía en el festival, las pocas nubes que desfilaban en el cielo proyectaban una sutil sombra que permitía a los metalheads descansar durante breves momentos.
La primera banda que fui a ver después de un pequeño descanso tras los problemas de acceso fue FEAR FACTORY en el escenario Heaven, una banda con mucha trayectoria y talento pero que actualmente se niega a explotarlo, un vocalista perdido y un guitarrista del tamaño de un perezoso Dino Cazares que alejado de los solos de guitarra se refugian en canciones con grandes inicios pero repetitivas.
Mi marcha continuó hacia el True Metal Stage, un escenario grande y lleno de resplandor que podía verse fácilmente desde la lejanía, enmarcado por cuatro torres de aproximadamente 8 o 10 metros de altura fue sede de muchas bandas importantes a lo largo del día. Frente a él, una pequeña carpa contenía un ring alrededor del cual la gente se comenzaba a reunir, primero para refugiarse del sol y después para ver las peleas. De regreso al True Metal Stage el turno era de BULLDOZER una banda italiana de Metal en una de sus más puras versiones, crudo, diabólico y con canciones llenas de riffts sólidos y solos de guitarra vertiginosos. A.C. Wild, un vocalista experimentado y de voz áspera colocaba constantemente al público en la posición más vulnerable frente a la guitarra de Ghiulz Borroni, quien con sus poderosos solos de guitarra despertaba los instintos metaleros más primarios y viscerales, los cuernos se elevaban sobre el público y las matas azotaban los aires hacia el final de su enorme y contundente presentación.
DRAGONFORCE me hizo regresar a los escenarios principales después de comer un buen hot-dog estilo colombiano mientras de lejos veía y escuchaba a VOIVOD, a quienes ya había podido verlos en 2009, en un desaparecido festival llamado Mezcal Metal Fest.
A diferencia de la edición pasada del festival, el acceso a el área preferente podía realizarse por ambos costados, agilizando el proceso del traslado infinitamente, ahí, en el Hell Stage el público esperaba pacientemente al nuevo frente powermetalero, los londinenses salieron con poco menos de la energía que los caracteriza pero con un vocalista nuevo (para mí) y sencillamente impresionante, potente y altamente power. Con una gran sensación me moví hacia el escenario Heaven para vivir en carne propia la ira vikinga.
AMON AMARTH fue un golpe frontal, aquí el martillo de los dioses cayó sobre el Hell And Heaven con autoridad eléctrica, la cerveza voló por los cielos ante el explosivo inicio de sus primeras canciones, un sonido potente y nítido permitió apreciar cada detalle de los instrumentos, todo, la voz de Johan Hegg, los riffts de batalla y la retumbante batería pudieron escucharse con gran placer. La batalla en forma de moshpit comenzó a generarse en el área preferente y no dudo que también en general, mientras que en el escenario se libraba una lucha de espadas y sangre era derramada en una caracterización bastante divertida.
Con todo y el ridículo de las banderas latinoamericanas “sembradas” en el público por los organizadores, la presentación de AMON AMARTH, plantados en el escenario con un impresionante yelmo de cuernos gigante, fue hasta el momento la de mayor autoridad.
Después de semejante demostración era nuevamente momento de recobrar el aire y las energías, de vuelta al True Metal Stage la presentación de SUFFOCATION sonaba tremendamente, la noche comenzaba a caer y la gente llenaba los pasillos y los traslados se dificultaban, sin duda, el mayor numero de asistentes al festival se encontraba presente durante estas horas.
GHOST me hizo regresar al área preferente, una pequeña lluvia justo al inicio de su presentación me hizo recordar la ocasión en la que previo a un concierto de Iron Maiden/Slayer tocaron bajo una fuerte lluvia y con el papa Emiritus II sin mitra. Ahora, frente a una audiencia tranquila pero atenta dieron una presentación que fue de menos a más, una banda que va tomando muchísima fuerza y cuyos fanáticos se aferran cada vez más a su hermoso culto.
En búsqueda de un sonido diferente migré al escenario New Blood en donde pude ver una canción de SUICIDAL TENDENCIES, quienes eran acompañados por Dave Lombardo, a lo lejos la energía era más que visible, tanto arriba como abajo del escenario, desde la portería me trasladé de nueva cuenta al True Metal Stage para ver a ENSIFERUM.
Debido a la cancelación de DYING FETUS, el True Metal Stage era el único escenario que no presentaba retrasos, sin embargo el escenario sufría de otros problemas, un sonido terrible y la poca iluminación desconcertaron tremendamente a ENSIFERUM y a su público quienes desesperados gritaban y hacían señas para que repararan el sonido, después de varias canciones, pruebas y frustración, el sonido mejoró y fue hasta entonces que su concierto tomo forma, al final, la entrega de la banda y de su público mejoraron notablemente la experiencia.
Por su parte, en el New Blood Stage, ORIGIN dio una muestra extrema en intensidad, Jason Keyser, su vocalista, intentó suplir la importante ausencia de su bajista con más de una docena de personas que hizo subir del público para hacer “Air Bass” mientras él llevaba sus cuerdas vocales al límite físico, el momento de mayor frenesí llegó cuando Jason se lanzó hacia el público sin perder una sola sílaba de su canción ni tampoco un solo grado de intensidad, altísima técnica de ejecución, agresividad y un excelente audio hicieron de esta presentación sencillamente la más extrema de todo el festival.
Solo dos bandas quedaban en los escenarios principales, una de las cuales se presentaba por primera y última vez en la ciudad.
No como Scorpions, no como Judas Priest… ¡No! Esta sería la última y definitiva vez que tocarían en México, recalcaba Dee Snider, el influyente vocalista y frontman de TWISTED FUCKING SISTER, una leyenda viviente del Heavy Metal.
Para darle un toque de clausura a su presentación la banda proyectó un tremendo video de introducción lleno de imágenes de todas las etapas de la banda musicalizado con “It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock ‘N’ Roll)” y además, durante su concierto desfilaban en esa misma pantalla diferentes imágenes: el logo de la banda con sus años de existencia, 1976-2016, Forty And Fuck It, las banderas de los países que visitaron a lo largo de su carrera o sencillamente el logo de la banda hecho de huesos “TS”.
“–Oh and by the way, FUCK DONALD TRUMP!”, esa fue una de las primeras frases que dijo Dee al público, provocando una conexión instantánea. De ahí en adelante Dee, Jay Jay, Fingers, The Animal y Mike Portnoy brindaron un show memorable, un show 100% TWISTED SISTER Un concierto construido sobre el pilar que representa Dee Snider, uno de los Frontman más completo que haya tenido cualquier banda de rock, todo un auténtico auténtico.
Dee es brutal física y mentalmente, además su voz es sencillamente sobresaliente, en ella no había ningún síntoma de cansancio o degradación y con maestría absoluta dominó el escenario y al público sin el mínimo problema, habló, bromeó y sencillamente gobernó el Hell And Heaven Metal Fest por completo, todo eso sin dejar ese tono irónico e irreverente.
Canciones como Burn In Hell, We’re not gonna make it, The Price y I wanna Rock brindaron momentos inolvidables, como el “Huevos con aceite” y el mar de luz en The Price. Sin duda alguna estuvimos frente a la presentación de mayor importancia en toda la historia del festival, un concierto de esos, que la comunidad metalera mexicana atesorará y recordará durante los años por venir. Después esto me resultaba difícil ver algo más, realmente no necesitaba ya nada, sin embargo vendría algo más, algo igualmente memorable, un show lleno de fuego y explosiones: RAMMSTEIN.
Decenas de miles de personas aún esperaban el acto principal, cansados, molidos y deshidratados pero de pie, muchos frente a la barrera no se habían movido un solo centímetro durante horas, dejando el agua y los alimentos todo ese tiempo como segunda prioridad, para muchos este show había que verlo desde primera fila, sentir el calor del fuego y vibrar con el estruendo de la música y las explosiones.
Rammstein fue espectacular desde el primer instante, fans y espectadores quedaban satisfechos con cada canción del set. Un show que en comparación con el mítico “Live Aus Berlin” fue superior en efectos y explosiones pero inferior en la selección de canciones, es decir, a final de cuentas una noche a la altura de esa noche en Berlín.
Cada uno de los integrantes interpretó su rol con estoicismo y frialdad, una faceta que a estos alemanes les viene completamente natural y que no tendría sentido que fuera de otra manera, el acero y el fuego no conocen otra faceta.
Lindemann, además de comandar a la banda, participaba casi como un stuntman sobre el escenario, subiendo a plataformas, prendiendose fuego, accionando artefactos, vertiendo acero líquido sobre su compañero, disparando flechas en llamas y por cierto, cantando.
Y más fuego.
La banda literalmente deleito a sus fans con sus grandes clásicos como “Du riechts so gut”, “Du hast”, “Seemann” y “Engel”, así como con sus canciones más nuevas y representativas de su etapa reciente. El fuego de Rammstein se extinguió después de dos encores y “Te quiero Puta”, una canción que después de Engel bien pudo no ser tocada y nadie hubiera dicho algo, sin embargo, cabe mencionar que sí hizo feliz a muchos presentes.
Los más jóvenes tomaban un segundo aire, los demás simplemente aprovechaban cada canción para tomar un descanso, al final, después de todo, el festival terminó con más felicidad y más explosiones, ahora en el cielo.
Poco a poco los miles de asistentes comenzaron a abandonar el autódromo mientras los fuegos artificiales los despedían en medio de la madrugada.
No existe ningún tipo de frontera para el Heavy Metal, todas han sido rotas ya: generacionales, geográficas, lingüisticas, culturales, religiosas y todas aquellas en las que puedas pensar, el Heavy Metal es celebrado cada vez con mayor frecuencia alrededor de todo el planeta, un genero musical que está más vivo y es más grande que nunca. México comienza a adoptar cada vez mejor la idea de un gran festival de metal y el Hell And Heaven poco a poco y con mucha dificultad va logrando su cometido, si bien muchas cosas han sido copiadas directamente de otros festivales de Metal, los fans del Hell and Heaven son únicos, mexicanos y centroamericanos que han soñado toda su vida con algo como esto y que poco a poco irán dandole una identidad única a este festival. La identidad que merece.