The X Factor es sin temor a equivocarme uno de los álbumes que genera mayor división de opiniones en la historia de Maiden, marcado por la salida del carismático Bruce Dickinson y la incorporación de Blaze Bayley como nuevo vocalista. A lo largo de los años, este álbum ha sido revisitado, analizado y debatido, sobre todo debido a su oscura atmósfera, su enfoque lírico introspectivo y las inevitables comparaciones con la era de Dickinson.

Recordemos que Bruce Dickinson dejó Iron Maiden en 1993 por varias razones, la principal fue su deseo de explorar otros proyectos musicales y personales, básicamente convertirse en solita. Para ese momento, Dickinson había comenzado a sentir una creciente inquietud creativa que lo llevó a querer explorar diferentes estilos musicales y enfoques artísticos fuera del heavy metal tradicional de Iron Maiden.

Musicalmente, el álbum representa un giro hacia un sonido más sombrío y menos acelerado, un reflejo no solo del cambio de vocalista, sino también de las circunstancias personales de Steve Harris, quien atravesaba un turbulento momento en su vida. Para mí, el tono general de la música en el álbum es pesimista, melancólico y provoca un poco de desesperanza; un cambio evidente respecto al estilo más épico y heroico de los discos anteriores.

Cabe aclarar que durante la grabación del álbum, Steve Harris, el bajista y principal compositor de Iron Maiden, atravesaba un momento personal muy difícil debido a su divorcio. Esta experiencia afectó profundamente al astro del bajo, y es muy claro que su estado emocional se vio reflejado en el tono oscuro y melancólico del álbum.

El álbum abre con la monumental “Sign of the Cross”, una pieza épica de más de 11 minutos que combina cánticos gregorianos, una construcción atmosférica lenta y una narrativa densa, estableciendo desde el inicio el tono oscuro y enigmático del disco. Es quizás la mejor canción del álbum, una obra maestra que, a pesar de la división de opiniones sobre Blaze, ha logrado consolidarse como un clásico de la banda. Culpa, rendición, fe, duda, juicio, penitencia y una carga simbólica y religiosa son los elementos líricos que consolidan la grandeza musical de esta pieza. Es una canción que en lo personal, al escucharla en vivo, he llegado a llorar de la emoción, además, me sucede que siempre que quiero escuchar el álbum completo, primero escucho esta canción por lo menos 3 o 4 veces, no quisiera que nunca terminara.

Canciones como “Lord of the Flies” y “Man on the Edge” representan momentos más accesibles del álbum, con riffs más pegajosos y estructuras que recuerdan a los temas más icónicos de la banda. Sin embargo, el corazón del álbum está en sus cortes más oscuros y reflexivos, como “Fortunes of War” y “The Aftermath”, que tratan temas como el estrés postraumático y los horrores de la guerra, temas que Harris explora con una sensibilidad diferente a la glorificación de las batallas en discos anteriores en temas como “Invaders”, “Run To The Hills”, “Where Eagles Dare”, “The Trooper” y “Aces High”.

Hazle un favor a tu fortaleza de espíritu y lee parte de las letras de “Fortunes of War” mientras la escuchas de fondo:

After the war and now that they’ve sent us homeward
I can’t help but feel that I’m on my own
No one can see just what this conflict has done to
The minds of the man who are on their way hom
e

I’m scared for life but it’s not my flesh that’s wounded
So how can I face the torment alone
The vivid scenes and all the recurring nightmares
I lay there and sweat until it gets light…

¿También sientes ese trago amargo en la garganta que luego hace que te duela el estómago? 🙁

Uno de los puntos más criticados del álbum ha sido la producción, que, según los críticos, carece del impacto que solía caracterizar a los trabajos anteriores de Maiden. Las guitarras, por momentos, suenan más suaves, casi orientadas hacia el hard rock en lugar del heavy metal al que los fanáticos estaban acostumbrados, lo que para algunos le resta peso a la propuesta sonora del álbum; en contraste, para otros esta situación abre la posibilidad de disfrutar a la banda en una faceta musical distinta.

Bayley, por su parte, realiza una interpretación más sombría y grave en comparación con Dickinson, lo que si bien es adecuado para el tono del álbum, a veces lo deja en una situación difícil cuando intenta alcanzar notas altas, como en “Judgement of Heaven”. Sin embargo, su estilo vocal profundo y menos melódico encaja bien en los temas más lentos y atmosféricos, dándole una identidad propia al álbum.

Este álbum es un álbum de transición. Con Blaze Bayley, Iron Maiden se alejó de la grandilocuencia operática que Dickinson había perfeccionado, y en su lugar, adoptaron un enfoque más crudo, introspectivo y melódico. Canciones como “The Edge of Darkness” y “The Unbeliever” muestran una complejidad progresiva que indicaba hacia dónde se dirigía la banda en términos compositivos, aunque no todos los fanáticos estaban preparados para ese cambio.

“Blood on the World’s Hands” es otro tema que es inconfundible por su brillante introducción hecha a base de un dramático y muy marcado bajeo que abre paso a una sólida canción de la banda en cuyas letras se reflexiona sobre la injusticia, la guerra y la responsabilidad colectiva de la humanidad ante las tragedias y el sufrimiento global.

Finalmente, me gustaría resaltar a “2 AM”, otra de las canciones que de este álbum siempre me han agradado; se trata de una balada melancólica y contemplativa dentro del repertorio de la banda, se destaca por su simplicidad y su capacidad para generar una atmósfera íntima y personal. Cualquiera que se haya sentido frustado, cansado, harto o decepcionado de su trabajo o forma de vida alguna vez encontrará en “2 AM” un refugio secreto, el cual, a pesar de la gran tristeza y la profunda introspección que puede provocar, también funciona para dar fuerzas en la lucha por conseguirse una vida.

The X Factor es un álbum que, a pesar de las críticas y las comparaciones inevitables, merece su lugar en la historia de Iron Maiden. No es un trabajo fácil de digerir, con su tono depresivo y sus estructuras más largas y complejas, pero ofrece una perspectiva única sobre la banda en un momento crucial de su carrera; como dicen algunos: “no es para todos”. Es un disco que requiere paciencia y una mente abierta, pero que recompensa con algunas de las composiciones más profundas y atmosféricas de Maiden hasta la fecha.