El 15 de marzo de 2025, la Explanada del Estadio Azteca, que todos conocemos como el estacionamiento del estadio, se transformó en un enorme escenario para recibir a Tool, la famosa banda de rock y metal progresivo. Más de 30 mil personas se reunieron al aire libre para disfrutar de un show que prometía ser tan impresionante como intenso. La emoción crecía a medida que la tarde y noche transcurrían en la Ciudad de México, el calor del día cedió ante un viento agradable y el concierto comenzó con las bandas teloneras, Seven Hours After Violet y The Cult.
Seven Hours After Violet fue la encargada de iniciar las actividades en el escenario, esta banda americana de metalcore fue fundada por Shavo Odadjian, bajista de System of a Down y fue muy bien recibida, en especial por el público que se encontraba cerca del escenario, su vocalista dio una tremenda demostración de control y no paró de animar y coordinar el desmadre, salvo una breve falla general de audio, contaron con un excelente sonido.
Luego de una pausa de 30 minutos aproximadamente, The Cult arrancó puntual, con su mezcla de rock gótico y hard rock, llegaron con un gran set de canciones como She Sells Sanctuary, Fire Woman o Love Removal Machine. Grandes solos de guitarra, pasajes melódicos, riffts agradables, una tremenda presencia del bajo y un vocalista audaz y espontáneo, una estupenda forma de calentar motores.
Fue hasta que terminó The Cult que nos cayó el veinte a todos, solo faltaba un breve momento de espera para ver a Tool, fue tan solo un suspiro comparado a los 11 años que tardó la banda en volver a la Ciudad de México o comparado con toda una vida de espera para aquellos que los vieron por primera vez este sábado.
Y dando las 21 horas, las gigantes pantallas se encendieron con todo su esplendor, la banda ingresó al escenario y con los primeros acordes de “Fear Inoculum”, Maynard James Keenan, Adam Jones, Danny Carey y Justin Chancellor comenzaron a guiar a los asistentes poco a poco a través de una ceremonia que rompió los límites del metal y el rock progresivo.
El público comenzó poco a poco a subirse a este viaje, los efectos de la vibración sonora se mezclaban con los efectos de la cerveza o la marihuana y la gente entraba en trance, cada quien a su manera, la banda iba desenrollando ante nosotros cada una de las bellas estructuras que tienen por canciones y el rush de emoción se dejaba sentir sobre nuestra la piel.
Algo que amplificó toda esta sensación de inmersión fue la impresionante puesta en escena, las imágenes y visuales en las pantallas gigantes acompañaron cada momento, creando una atmósfera surrealista que parecía sacada de un sueño psicodélico. Estas animaciones y efectos de luces jugaron con la percepción del público y junto con una gran calidad de sonido complementaron a la perfección grandes canciones como “Ænema” o “Schism”, por mencionar algunas.

Tool mantuvo su estricta regla de no permitir cámaras ni grabaciones, lo que obligó a los fans a disfrutar del momento sin poder capturarlo, desde luego que esto generó algunas quejas iniciales pero la sensación al finalizar fue de agradecimiento, pues es verdad que un concierto se disfruta mucho más sin estar teniendo que grabar todo momento mientras se estorba a otras personas, gracias Tool por ello.
A pesar del gran show, la logística de acceso al recinto presentó varias fallas a decir de muchos. Hubo quejas sobre la organización en la asignación de lugares y accesos resultando en filas caóticas y confusión. Esto dejó un sabor amargo par a algunos, pero una vez que la música comenzó, todos los problemas logísticos parecieron desaparecer, eclipsados por la intensidad de la presentación de Tool, que mantuvo a la audiencia pegada durante más de dos horas.

Fear Inoculum / Jambi / Rosetta Stoned / Pneuma / Ænema / Descending / Schism / The Grudge / Chocolate Chip Trip / The Pot / Invincible y Vicarius.
Esa fue la maravillosa lista de canciones que Maynard y compañía seleccionaron, luego de esto caminamos hacia la salida escuchando Dancing Queen de Abba de fondo, mientras intentábamos tratar de comprender que carajos acabamos de vivir.
En resumen, el concierto de Tool en la Explanada del Estadio Azteca fue un éxito, aunque la organización fue un caos, la grandeza musical de la banda principal y bandas teloneras hizo que la noche del 15 de marzo quedara grabada en la memoria de todos los presentes. Para los fans mexicanos, que habían esperado más de 10 años por este regreso, fue mucho más que un concierto: fue una especie de ritual colectivo que celebró lo mejor del metal progresivo en un escenario tan icónico como sorprendente.
Agradecemos a Music Vibe por las facilidades para la cobertura de este evento.
Foto de portada: @themalajevich