Reseña

“Dopethrone” fue publicado el 09 de octubre del año 2000, y es un álbum que define el género del doom metal con una crudeza y pesadez inigualables. Desde sus primeros acordes, es evidente que Electric Wizard ha creado una obra maestra destinada a dividir opiniones: lo amarás o lo odiarás. ¿Por qué lo amarías? Por todo lo que aporta, por su legado, por su sonido, por su autenticidad, por sus letras, por su locura, por la fuerza con la que te quita la fe en ti mismo. ¿Por qué lo odarías? Posiblemente porque, aunque lo escuches detenidamente, no logres comprenderlo y te parezca demasiado estridente, pesado e incomible.

Este LP está alimentado por un estado de obscuridad, desesperación y nihilismo; y marcado por una distorsión hipnótica, este disco se adentra en las profundidades más oscuras del ser humano. La atmósfera está densamente impregnada de fuzz y riffs aplastantes, que evocan una sensación primitiva y brutal, muy influenciada por el consumo de marihuana y una estética post-apocalíptica.

Muchas de las letras evocan imágenes de destrucción y decadencia, tanto personal como social, mostrando una visión distópica de la existencia. Además, las letras incorporan elementos del ocultismo y la literatura de terror, con referencias a figuras como H.P. Lovecraft y Aleister Crowley. Estas influencias añaden un aire místico y sobrenatural a las canciones, reforzando la sensación de caos y fatalidad que atraviesa el álbum. El título “Dopethrone” refleja esta mezcla de drogas y poder sombrío, sugiriendo una lucha por el control a través de medios destructivos y prohibidos.

El álbum es un viaje agotador, tanto física como emocionalmente. Los riffs, el corazón de “Dopethrone”, son monumentales, evolucionando lentamente para envolver al oyente en una pared de sonido que parece imparable. En temas como “Funeralopolis” y “I, The Witchfinder”, el bajo de Tim Bagshaw es tan pesado que parece un terremoto, mientras que las guitarras de Jus Oborn, saturadas de distorsión y feedback, marcan el tono sombrío y opresivo del disco. Las canciones son largas, a menudo superando los diez minutos, pero en lugar de aburrir, sus estructuras repetitivas y crecientes generan una especie de trance hipnótico. Aunque sí debo aceptar que este estilo musical no es un trago que todos puedan pasar por la garganta tan fácilmente, se requiere un poco de callo para lograrlo.

La crudeza no solo reside en la música, sino también en la interpretación vocal de Oborn, que alterna entre gritos desesperados y cánticos agónicos. Líricamente, “Dopethrone” se sumerge en la oscuridad: drogas, violencia, desesperación y odio son temas recurrentes. La furia nihilista de canciones como “We Hate You” encapsula perfectamente la ira contenida en cada nota. Esta brutal honestidad emocional es lo que le da al álbum su autenticidad y lo conecta con las luchas personales de la banda.

Precisamente el último punto llama mucho la atención, y es que este álbum es realmente un reflejo de un período excepcionalmente desagradable en las vidas de los miembros de la banda; pasaron por ciclos de pobreza, delitos menores y toxicidad social adyacente. Justamente así lo dijo el miembro fundador, vocalista principal, guitarrista y letrista Jus Oborn en una entrevista para Kerrang!: “No éramos gente muy agradable, para ser honestos”.

En resumen, “Dopethrone” es una experiencia abrasiva y envolvente, un hito en la historia del doom metal. Aunque no es para todos -ya lo hemos dicho-, aquellos que se sumergen en su densidad sonora encontrarán una obra monumental, visceral y esencial. Electric Wizard no solo creó un álbum; construyó un monumento a la desesperanza y la destrucción.

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Tracklist

  1. Vinum Sabbathi (03:06)
  2. Funeralopolis (08:43)
  3. Weird Tales: I. Electric Frost II. Golgotha III. Altar of Melektaus (15:04)
  4. Barbarian (06:29)
  5. I, the Witchfinder (11:03)
  6. The Hills Have Eyes (00:47)
  7. We Hate You (05:08)
  8. Dopethrone (20:48)