El 14 de diciembre de 2024, la explanada del Estadio Azteca, al sur de la Ciudad de México fue el escenario para una de las noches más esperadas para los fanáticos del metalcore. Bring Me The Horizon, una de las bandas más destacadas del género en la última década, ofreció un concierto épico que quedará marcado en la memoria de todos los asistentes. Acompañados por una impresionante serie de bandas teloneras, Thrown, The Plot In You, Polaris y Spiritbox, la noche comenzó con un nivel de energía que no decaería hasta el último instante.
Desde el primer momento, se notó que Bring Me The Horizon no solo traía consigo una alineación sólida, sino también una química impresionante. Oliver Sykes, el carismático vocalista, se entregó por completo a su audiencia. Su capacidad para conectar con el público y transmitir la emoción de cada canción fue sencillamente sublime. La forma en que interpretó temas como “Can You Feel My Heart” y “Shadow Moses”, moviéndose de lo visceral a lo melódico, dejó un recuerdo imborrable en muchos.
El resto de la banda brilló con luz propia. Lee Malia, el guitarrista, demostró una destreza técnica impecable, complementando perfectamente los intensos riffs de canciones como “Antivist” y “MANTRA”. Matt Kean, el bajista, fue el encargado de mantener el ritmo pesado y versátil que caracteriza el sonido de la banda, mientras que Matt Nicholls, el baterista, demostró su habilidad para manejar el ritmo frenético de los temas más intensos sin perder nunca el control de la percusión. La sincronía entre ellos fue cercana a la perfección, una experiencia elevada durante cada canción.
La producción del concierto fue de otro nivel. Cada detalle estuvo cuidadosamente supervisado por un equipo de producción que no dejó nada al azar. El escenario estaba completamente situado en una atmósfera futurista, como si nos hubiéramos adentrado en un mundo distópico donde la música y los gráficos se fusionaban.
Las pantallas gigantes proyectaron visuales que no solo acompañaban las canciones, sino que parecían contar una historia. Los gráficos, de una calidad impresionante, estaban perfectamente sincronizados con las melodías y las letras, sumergiendo a la audiencia en una experiencia inmersiva que aumentaba la intensidad de cada canción. La narración visual, junto con la potente iluminación, creaba una sensación de estar viviendo dentro de la música, una experiencia casi de videojuego que convirtió el concierto en algo más que un simple show.
El setlist fue un viaje a través de toda la carrera de Bring Me, los fanáticos pudieron revivir la era clásica de la banda con temas de Sempiternal (2014), como “Can You Feel My Heart”, “Sleepwalking” y “Shadow Moses”, los cuales provocaron una respuesta explosiva de la audiencia. No faltaron los himnos del That’s the Spirit (2015), con “DArKSiDe”, “MANTRA” y la ya mítica “Happy Song”, que hizo cantar a todo el público al unísono.
De su álbum amo (2019) incluyeron canciones como “Teardrops” y “kool-aid” y de Post-Human: Survival Horror (2020), la banda desplegó su lado más crudo y experimental, con “Parasite Eve” y la imponente “Kingslayer”, acompañados de una proyección especial con la colaboración de Babymetal.
Pero lo que realmente hizo especial este concierto fue la conexión entre la banda y el público. Las emociones fluyeron libremente, como en pocos conciertos, y muchos fans no pudieron evitar recordar momentos difíciles de sus vidas. Como comentó una de las fans: “No puedo dejar de acordarme cuando tocaron Doomed, Drown y para cerrar Throne. El año pasado me quería morir y esas canciones fueron mi soporte, escucharlas una tras otra me sanó mucho.” Ese tipo de testimonios refleja la profundidad de la relación emocional entre los fanáticos y las canciones de Bring Me The Horizon, que han sido el refugio y la fuerza para muchos durante tiempos oscuros.
Muchos otros expresaron su pasión por los sonidos de Bring Me de una manera más física, dentro de la violencia controlada de los moshpits, muchos de ellos masivos e intensos, que se formaban en cuanto Skyes lo solicitaba, un wall of death incluido.
Otro fan comentó emocionado: “No me puedo recuperar, fue bellísimo. Una experiencia que jamás podré olvidar, estar ahí de pie gritando a todo pulmón cada sentimiento fue lo mejor del mundo”. La banda no solo presentó música, sino que ofreció una catarsis colectiva, un espacio para la liberación de viejas cargas y también para la celebración del mejor momento de nuestras vidas.
Sin duda alguna, el concierto de Bring Me The Horizon en la CDMX el 14 de diciembre de 2024 fue una experiencia única, marcada por una energía arrolladora, una producción impecable y una banda en su mejor momento. Cada canción, cada visual, cada nota y cada grito del público conformaron una noche inolvidable que dejará una huella en todos los presentes. El viaje a través de sus discos fue más que una simple lista de canciones, fue una inmersión en un mundo donde la música y la emoción se fusionaron en una sola cosa: la experiencia de estar vivo, juntos, en el momento perfecto.