• Ocho noches de Metallica en México
  • Reseña del 1, 2 y 4 de agosto de 2012
  • Palacio de los Deportes, Ciudad de México

Exceso de rock, luces, fuego, rayos láser y de METALLICA, exceso que apenas fue suficiente para los hambrientos fanáticos mexicanos. El Palacio de los Deportes fue testigo de ocho conciertos de una misma gira, algo sin precedentes en la historia de los conciertos de rock en México y de Metallica.

Sin un disco nuevo que presentar, la banda dio un recorrido por todas sus etapas musicales y al mismo tiempo realizó un impresionante despliegue de escenografía, tecnología y pirotecnia. Cada noche esa historia se repetía una y otra vez, en lo que denominaron como su “Arsenal Completo”.

Las fechas:

7/28/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace
7/30/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace
8/1/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace *
8/2/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace *
8/4/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace *

8/6/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace
8/7/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace
8/9/2012 Mexico City, Mexico Sports Palace

Lo primero que veías al entrar al Palacio de Los Deportes era el excéntrico escenario que se encontraba colocado al centro de la cancha y que tenía una forma más o menos rectangular, también podías apreciar que del domo colgaban cualquier cantidad de aparatos, entre los que se distinguían altavoces, luces, pantallas y unas misteriosas cajas, en el piso del escenario podías observar (si es que te encontrabas en gradas) un mosaico de pantallas de extremo a extremo.

La posición del escenario me desconcertó en principio, había momentos en que tenías a uno de los integrantes bastante cerca de ti pero pocas veces tenías la oportunidad de verlos a todos juntos o también había momentos en los que todos los integrantes se encontraban demasiado lejos; esto se compensaba con la gran cantidad de escenografía que aparecía a lo largo del concierto y con el jolgorio que hacía el público ante cada acontecimiento.

Todas las fechas fueron Sold-Out y en cada una de esas noches el desmadre en la arena fue global, desde que entrabas al complejo del Palacio hasta que salías, en todos lados se escuchaban gritos, en las gradas el público hacía la “ola mexicana”, en la cancha aparecían mosh pits y zafarranchos por doquier, nada brutales pero sí divertidos, mucha camaradería y en suma, un excelente ambiente.

Los setlists no cambiaron mucho de un día para otro debido a la rigidez del espectáculo, los elementos del escenario fueron construidos para canciones específicas, 2 o 3 canciones variaban de una noche a otra, un cover del Garage Inc. y alguna de esas viejas, crudas y míticas canciones de METALLICA difíciles de oír en vivo, fueron justo esas canciones variables que elevaron la expectativa día con día.

Los Setlists:

“The Ecstacy of Gold”, el tema principal del clásico western “The Good, the Bad and the Ugly”, era lo primero que sonaba antes de cada concierto, desde arriba se podían observar las escenas de la película sobre el piso del escenario, mientras que estando abajo se podía sentir la tensión y el nerviosismo, el entusiasmo se incrementaba y finalmente Creeping Death desataba el desorden. Tardabas un poco en adaptarte a tu posición, durante esta canción la marea humana fue una de las más altas del show, los fans se aglutinaban para apreciar por primera vez a cualquier integrante de la banda que pasara cerca.

Todas las noches iniciaron con un mismo set de canciones: Creeping Death, For Whom the Bell Tolls, Fuel, Ride the Lightning, One, Cyanide y The Memory Remains, hasta ahí no había diferencia.

Lo mejor de ese bloque (y posiblemente del show entero) para mí fue One, la introducción de la canción fue sencillamente épica: guerra, bombas, aviones que rociaban balas en el escenario, metrallas, disparos guiados por rayos láser, fuego y explosiones en el aire. Luego desde el techo, descendieron pantallas alrededor del escenario y proyectaron sobre ellas las sombras de unos soldados marchando sobre un campo de batalla que era hecho pedazos a cañonazos, durante el momento más frenético de la canción los rayos láser apuntaban y disparaban su haz de luz hacia todas partes y para el final de la canción ya solo eran los esqueletos de los soldados los que caminaban. Verdaderamente épico.

Sobre el escenario una versión rejuvenecida de James Hetfield subía todas las noches a liderar la banda con enorme dominio y serenidad, para él, todo se trataba ahora de divertirse sanamente, de hermandad y familia; por otro lado, debajo del escenario, serenidad era lo que faltaba, pues mientras Hetfield daba esos discursos sobre sus nuevos valores, las canciones llenas de rabia lo contrastaban y la gente, llena de energía, hacía simplemente lo que le salía de las entrañas: mosh pits, caos y destrucción.

Durante Cynade, los ataúdes (que previamente habían sido utilizados en varios conciertos de la gira del álbum Death Magnetic) bajaron colgando del domo, dejando ver un video de algún hombre o mujer que se despertaba enterrado vivo y que mientras la canción avanzaba, desesperaba cada vez más, entrando en pánico, gritaba y golpeaba inútilmente las orillas del ataúd hasta desmayarse (creo). En Ride The Lightning hicieron descender del techo una enorme silla eléctrica por la que hicieron atravesar alto voltaje durante el sólo de guitarra.

La octava canción normalmente cambiaba, en tres noches tocaron Wherever I May Roam, el resto de noches Of Wolf and Man, The Four Horsemen!, Leper Messiah!, No Remorse y Orion. Admito que The Four Horsemen fue la que más me emocionó (pues no fui al concierto donde tocaron Orion).

Después venía otro bloque fijo de canciones: Sad But True, Welcome Home (Sanitarium), …And Justice For All, Fade To Black y Master Of Puppets.

Las sorpresas seguían, durante …And Justice For All (o más bien desde la canción previa) subían al escenario unas personas con casco y equipo y poco a poco ensamblaban a Doris, “Lady Justice”; su labor duraba hasta ya avanzada la canción, una vez lista Doris, era elevada por un mecanismo y comenzaba a girar, todo para que en el momento más frenético de la canción se cayera a pedazos. Más adelante, en Master Of Puppets salieron cruces del piso y el escenario se convirtió en un cementerio lleno de cruces.

Para la canción 14 casi siempre tocaron Battery, pero en dos ocasiones metieron Fight Fire With Fire (sin la parte frenética de la canción) y Blackened, en la última noche de la historia. Nothing Else Matters fue inamovible, la mítica canción de METALLICA sonó todas las noches acompañada de encendedores al aire, celulares e incluso lágrimas que brotaron de los ojos de algunas metaleras presentes.

Las últimas tres canciones.

A la banda le pareció buena idea recrear lo del Cunning Stunts aquí y a diferencia de lo que se decía (o se leía) en algunas publicaciones, en el lugar donde yo me encontraba a nadie le sorprendió, el grito era más bien que: “le dejaran de hacer a la mamada”, en lo cual estaba parcialmente de acuerdo, durante todo el concierto habían supuestas fallas técnicas con el escenario, un brazo mecánico se empezaba a atorar, un micrófono se descomponía durante Ride the Lightning, Hetfield se encabronaba y lo azotaba al piso de un golpe, luego lo cambiaban y le caía “accidentalmente” una descarga eléctrica provocada por la silla eléctrica. Y durante Enter Sandman todo se iba al carajo, un técnico que había subido finalmente a reparar el brazo descompuesto salía volando debido a una explosión y quedaba colgando de su cuerda y otra persona (que por razones desconocidas todos los días se trepaba bañado en una sustancia altamente inflamable) se incendiaba mientras limpiaba el piso cerca de donde salía una llamarada y todo comenzaba a fallar, los ataúdes comenzaban a bajar y moverse sin control, caían piezas del techo, explotaban cajas y la silla eléctrica se caía; todo para que al final la banda quedara tocando con una sola luz, evocando esto a sus épocas de tocar en el garaje.

Los Covers.

Dependiendo de qué día acudías, te tocaba escuchar un cover diferente (Enter Sandman la dejaban a la mitad), los covers que me tocaron escuchar son Last Careess, Helpless (que nadie peló) y sí, ¡Stone Cold Crazy!.

Die Die My Darling, Breadfan, Blitzkrieg, Hit The Lights y Am I Evil? sonaron los otros días.

Finalmente, encendían las luces del Palacio para tocar Seek And Destroy, para dejar caer pelotas por todos lados y para convertir el final del concierto en una gran fiesta. Por último, la banda agradecía y lanzaba al público el montón de plumillas de las cuales me no cayó ninguna cerca.

Y así terminaba un espectáculo impresionante y sin precedentes, un concierto de metal que ha contado, sin duda alguna, con la producción más monumental que la de todos los conciertos de metal que se han dado en este país, un concierto al que había que ir sencillamente porque se trataba de METALLICA.

Aunque a los trve de hoy les moleste, METALLICA es un animal histórico, que quizá ya no tenga la destreza de grabar canciones tan rabiosas como hace 30 años, esa es otra cosa, en vivo siguen siendo los reyes, simple y sencillamente por su música y también por su masificación (cosa que no es necesariamente mala) y lo seguirán siendo por un buen rato, al parecer.

Aquí dejo otras fotos que tomé, que creo que valen la pena, todas son mías pero pirateénlas, úsenlas libremente o incluso digan que ustedes las tomaron, tienen mi permiso.

ONE